domingo, 14 de febrero de 2010

LA NIÑA CHICA


La niña chica no vino bien.  El abuelo lo supo nada más verla.  ¡Quién sabe si lo adivinó en los párpados blandamente cerrados, o en el llanto débil de cachorro enfermo!  Cuando el abuelo la vio, le rozó los dedos, como gusanillos tiernos, y murmuró “Si está de Dios...”, dándole golpecitos flojos al capazo rosa.
El alba traía una luz difusa que hacía visible el contorno de los muebles del cuarto de hospital.  La niña seguía en penumbra, su cuerpo tibio una duna mínima en el horizonte de cuadros, un leve latido envuelto en lana.
La madre observó el rayo de luz, que avanzaba  casi rozando el metal de la cuna, aún el rostro del bebé difuso, dudoso unos instantes más.  Un tiempo breve de espera que de golpe se vio roto por  una estría brillante, una estría como un filo que se clavó en los párpados rasgados de la niña chica, que siguió soñando con su mundo de algodones sin sentirlo.
La madre se inclinó hacia ella y, desde la cama, extendió una mano áspera que acarició la frente, ¡tan ancha ya!, la mejilla rosada, los labios entreabiertos de su bebé único, de su niña especial.
Buscó después la sombra de las sábanas para evitar que la luz se reflejara en sus lágrimas.

7 comentarios:

PILARA dijo...

Vuelves por todo lo alto, como era de esperar. Precioso, precioso, precioso...

Arvikis dijo...

Tierno y Terrible con un lenguaje muy poético. El amor no siempre se entiende.
Javier

aleizar dijo...

Una realidad tremenda reflejada en este relato que toca directamente el corazón. Me ha gustado mucho y lleva tu sello personal.

Caminante dijo...

No tengo palabras, ni letras. Impresionante

Federico dijo...

Me has hecho llorar. Maravilloso.

Federico dijo...

Ahora me sigues haciendo llorar poque no veo mas relatos tuyos. Vagoneta.

Marcos Callau dijo...

Muy triste pero muy hermoso. Anhorabuena, es muy emocionante.