Ahora que sólo están
la noche y las hogueras,
me acomodo en el silencio,
en el olor a derrota que duerme en los granados.
Por un instante, olvido
el rumor de sedas que se pliegan
asfixiando el cantar de las ajorcas.
Por un instante
el chasquido feroz de los baúles,
el tronar de aldabas que se cierran.
No quiero ver tanto desalojo.
Ya el polvo de sus botas
llena de inquietud a mis rosales,
y trastorna las aguas de la acequia.
Desvío la mirada
mientras se empaña el dulzor de las moreras.
La luna vela las afrentas,
redondea el hueso de tu espalda,
azucara las mentiras de tu lengua,
pone guante de hilo a aquella mano
que debió guardar las llaves de mi puerta.
Me acomodo en el silencio
de arrayanes habitados por la pena.
Y tú. Boabdil, lo sabes,
que morirán los ruiseñores de nostalgia
deambulando en pos de mi reflejo,
más no hallarán por mucho que lo busquen
ningún otro paraíso como el nuestro.
6 comentarios:
Precioso poema. Cuanto más lo leo más me gusta.
Has hecho bien publicándolo integro también en tu blog, así lo leerá más gente.
Felicidades
Cruz que bonito, además como te prodigas poco. Tus poemas son como una aurora boreal.
Enhorabuena y un beso
Javier
Un relato-poema precioso. Es evocador, visual y un bálsamo para estos tiempos en los que las cosas suceden con tanta prisa.
Unos tienen el pan y otros la salsa, tú que lo tienes todo ¿por qué nos condenas a pasar hambre?
Prepara pronto otro plato; seguro que es tan delicioso como éste.
Ya era ahora!!!! Aunque creo que lo que te falta no es inspiración si unas sesiones de informática básica!jajaja.
Muy bonito
Impresionante la poesia reflejada n las tres ultimas entradas
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