Hay que desconfiar de la palabra y, especialmente, de ese juego de palabras que es la literatura. Porque la palabra es poderosa. Porque puede trastocar el mundo y de hecho, lo hace sin ningún rubor.
Imagina un “aquí te pillo, aquí te mato” amoroso, una historia más vulgar que sórdida, una de esas historias que pasan continuamente, que todo el mundo conoce porque lo ha vivido o le han contado. Esa historia, con las palabras adecuadas, será un mágico encuentro, una pasión arrolladora, una tensión sublime o un idílico romance. Será lo que quiera el dueño de los nombres, el alquimista de los adjetivos, el brujo que maneje los sutiles vocablos. Al contrario, si quieres reventar un sueño, es fácil invocar el patetismo que siempre subyace en los besos, la vergüenza de las miradas sin tino, la gran ironía del amor que nos vuelve ridículos, infantiles, despojados y ciegos.
El escritor sabe que la vida y la literatura son mundos distintos y a menudo, ajenos. El lector a veces lo intuye; otras se tira sin red, se zambulle en el engaño arrojado, tierno. Ignorante, inconscientemente, se deja llenar de brumas y nostalgias, ríe por cosas que, si pensase, le harían llorar y llora por pasajeros caprichos, se enamora, desprecia, siente miedo, angustia, soledad..., decide que su relación es absurda, se reconoce afortunado, piensa en Dios, en la moral, en la rutina de las horas...
Y, cuando termina de leer, ya no es el que era. Ya nunca será el que era.
Hay que desconfiar de las palabras, especialmente...
5 comentarios:
Muy buena reflexión Cruz, tienes razón.
La palabra es un instrumento que mal utilizado puede infringir mucho daños y la literatura puede hacernos creer cosas increibles, sumergirnos en mundos obscuros o hacernos gozar, y todo mostrando esa realidad que se le antoja al escritor.
La lectura es la pieza clave del escritor. Es un texto reflexivo, como dice Esperanza, para reflexionar. Un fuerte abrazo, Cruz.
LA VIDA Y LA LITERATURA ES CIERTO QUE SON MUY DIFERENTES, PERO ES TAN MARAVILLOSO PARA EL ESCRITOR CREAR MUNDOS A SU ANTOJO...
Pero....¡Que esos maestros de la palabra nos sigan engañando "a vontade"!!
Las palabras como todo se contamina positiva o negativamente según el alma de quien las utiliza.
Buena reflexión.
Un abrazo.
Javier
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