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Ni libro tan bien acompañado en su bautizo. El pasado día 5 de noviembre se presentó el poemario “Del amor y sus aristas” y, esa misma tarde, me vi violentamente asaltada por igual virus que el que atacó a Almodóvar con su primer Oscar.
¿Cómo agradecer las hermosas palabras de Eugenia Correas? Geni, no se deben decir cosas tan bonitas sin avisar, me tuviste al borde de las lágrimas, fue una presentación entrañable, cálida, generosa y especial, no podía ser de otra manera en realidad, viniendo de quien venía.
Theo, gracias por tu prólogo, tu música y tu amistad.
Antonio, fue un placer tenerte al lado y oír mis poemas en otra voz. Mil gracias.
Mis chicos de TAF no sólo adornaron la mesa con un ramo de rosas, sino que templaron mis nervios con la confianza que me dio saberlos cerca, a un pasito de mi mano.
El equipo A estuvo al completo, esta vez el viaje fue por el mundo de las letras, espero que lo disfrutaran como yo disfruté su presencia.
Gracias a los amigos del “camino”, os debo un albariños en Santiago.
Gracias a mi gente del barrio, siempre buena compañía.
Gracias a todos aquéllos que vinieron a oír otra forma de “comunicar”, ellos, que tanto saben de comunicaciones..
A toda esa gente estupenda que he ido conociendo a través de la escritura, con los que comparto relatos, versos y risas, que escriben con tinta viva, juntan letras y echan raíces en el papel.
Gracias a mi familia, con la que comparto genes y con la que no comparto genes, pero sí lazos de cariño y amistad.
Gracias a los amigos de mis amigos, a la gente que quiere a los que quiero y que también vinieron a hacerme compañía.
Gracias a todos los que no pudistéis venir, yo sé que de alguna manera estuve en vuestro pensamiento.
Mil gracias a todos.